Duelo del Alma

¿Cómo afrontar el duelo por la muerte de un ser sintiente? 

La Antrozoología estudia la relación entre el humano y el animal, en este caso las especies destinadas en base a las leyes autónomas, federales y nacionales como animales de compañía.

El vínculo afectivo que desarrolla una persona con un ser sintiente es tan fuerte, leal y genuino, los perros nos han acompañado desde hace siglos, siendo una compañía de protección, es innegable el afecto y compañía que brindan a las personas que optan por compartir sus vidas con estos seres.

¿Qué hacer ante la pérdida de un ser sintiente?

Al crear un vínculo es necesario realizar la elaboración del duelo y expresar gestionando correctamente las emociones de un luto.

Posterior a la perdida llega el dolor ante la separación que indica que no va a haber un reencuentro, siendo ante todo un proceso.

Los cambios de comportamiento después de la muerte de un ser sintiente y  miembro de la familia, en algunos casos la depresión, debido al dolor que puede variar por diferentes elementos: el tiempo de convivencia, la etapa de vida en la que nos acompañó, las actividades que compartíamos, el ciclo de vida del ser sintiente, la historia y experiencia de la muerte de otras mascotas, la causa y proceso de su muerte, el motivo por el qué decidimos introducirlas en nuestro núcleo familiar y las experiencias de vida que compartimos.

La verdad es la base de cualquier relación sana, siendo así, debemos tener en cuenta:

A pesar de lo doloroso es necesario estar enterados de la pérdida, en especial si el tutor guía es un niño o si los tutores guías estuvieron ausentes en la muerte, debido a que queda un vacío de cómo fue la muerte. Si bien, se cree que al ocultarle la noticia de la muerte les estamos protegiendo del dolor, no es así, el dolor se debe expresar en su momento para sanar mentalmente, la vida es corta e irrepetible, el tiempo no espera a nadie, por eso debemos agradecer por cada día por lo que tenemos por las personas que nos aman por los seres sintientes que nos aman, parte de la vida es la muerte aquí hay un aprendizaje, la vida y la muerte se encuentran ligadas y es una realidad que debemos asumir.

Al dar la noticia es importante darla con respeto y cariño, sin expresiones extremas de angustia. Por tanto, la persona con mayor regulación emocional o la más cercana al tutor guía del ser sintiente es la más idónea. Tampoco hacer comentarios sobre lo positivo de la pérdida, no ser descriptivos sobre el nivel de sufrimiento, sí lo hubo, especialmente con los niños. Pero reconocer que se hizo todo lo que estuvo al alcance y con mucho amor y cuidado.

Validar y contener al otro en su dolor. Es habitual que se enseñe a que este es un evento que simplemente ya pasó y debemos superarlo; antes de llegar a ello, es importante reconocer la pérdida, dar el sentido pésame y transmitirle empatía, es decir, hacerle sentir que entiende su dolor, evitar usar expresiones como “sí, la vida es así”, “debemos acostumbrarnos” o “es tan solo un animal”. Más bien usar expresiones como “estoy contigo en este momento”, “lamento tu pérdida, pero estoy para lo que necesites” o simplemente un abrazo y prestar el hombro para llorar.

Hacer los ritos de despedida, en este caso debe ser respetable las creencias que acompañan las perdidas en el grupo familiar, pero de igual forma tener opciones también realistas. Si la decisión es solo tomar las opciones de sanidad, esto no implica que sea de menor importancia a la pérdida. Se puede organizar una despedida mientras se realizan los procedimientos, o si ya se sepultó, se puede hacer una despedida simbólica.

En los niños ayuda, realizar una tarjeta de despedida, y en los adultos una carta.

Después de las ceremonias, uno de los sentimientos más difíciles es la sensación de vació ya que hay un espacio que no llena el ser sintiente, además, es recordado por los juguetes, cama, objetos y sitios que nos lo recuerdan.

En estos primeros días el duelo se facilita dejando que se exprese este dolor sea con palabras o con lágrimas, no importa su intensidad y duración, es necesario sentir. Poco a poco cada uno en su tiempo podrá ir soltando estos objetos, sin que esto implique soltar los recuerdos o el amor que se tuvo al ser sintiente.

El momento adecuado para integrar un ser sintiente tendemos a pensar que el tener otro ser sintiente solucionará el dolor de pérdida del anterior ser sintiente, eso solo sirve como distractor, sin superar el duelo, por el contrario, puede ser contraproducente debido a que solo tendrá un efecto de evitación y escape con un duelo suspendido, el cual a su vez puede convertirse en un duelo complicado o no elaborado, que posteriormente requerirá ayuda de especialistas en salud mental.

En el caso de las personas que no quieren volver a pasar por ese dolor, renunciar a los seres sintientes de por vida negándonos la dicha de volver a compartir, es necesario identificar que un ser sintiente tiene un momento y un papel en nuestras vidas, lo cual no va a ser igual con otro ser sintiente, pero nos puede abrir la dicha de volver a tener experiencias positivas.

Esto no indica que estamos reemplazando el cariño que tuvimos, sino que, con la experiencia positiva, podemos volver a construir lazos de amor y afecto hacia un ser sintiente, resignificar la pérdida. A pesar de nuestro cariño, hay una realidad, el ciclo de vida de nuestros seres sintientes, es diferente al nuestro, envejecen más rápido y hay algunas enfermedades que hacen que su recuperación sea difícil. Así, es necesario rescatar las lindas experiencias con el valor que tuvieron en su momento, quedarnos con lo positivo y no solo con el momento de su partida.

Reconstruir nuestro mundo, retomar nuestro sentido a nuevas experiencias y motivarnos a seguir con las metas que teníamos. Aunque nuestro ser sintiente fue muy importante, también debemos alentarnos a entender que quienes nos aman o amaron quisieran que nuestro camino siga.

Podemos conmemorar su partida, es una forma de aliviar el dolor y expresar que fue importante para nuestras vidas pero que el camino sigue.

Por último, si el dolor es tan grande, que no podemos continuar, expresar el dolor o resignificarlo, es importante un acompañamiento profesional, un acompañamiento psicológico que nos permita transformar la pérdida en una valiosa experiencia valiosa para la vida.

Los seres sintientes siempre estarán con nosotros acompañándonos en todos esos maravillosos momentos que compartimos, dejando una huella.